Ferrán Aadriá expone como uno de los axiomas que integran lo que él define como la síntesis de su cocina en el bulli: “Todos los productos tienen el mismo valor gastronómico, independientemente de su precio”. Tevón, un amigo intuitivo e inteligente, que además de ser hermano de un gran chef, trabaja por estos días en una cocina, dijo hace mucho tiempo, cuando ni él ni yo sabíamos que por una u otra razón estaríamos vinculado a la gastronomía, que “el sabor y el placer que le producían el mate cocido eran desproporcionados respecto de su escaso valor económico”, así que, para no romper la magia de esta noble infusión lo que hacia era tomarlo muy de vez en cuando para imponer a semejante placer la misma sorpresa y sentimientos que otros productos de elite. En su momento, además de haber percibido como una verdadera revelación lo que Tevón decía, recordé con nostalgia los campamentos de la escuela primaria y el Jardín de Infantes en los que la seño con los profes de gimnasia preparaban unas ollas inmensas de Mate cocido para el desayuno o la merienda. El jueves pasado después de 20 años volví, para corroborar que todo en la vida tiene algún sentido, a “El Gualeyan”, una Quinta de verano hermosa rodeada de Eucaliptos donde de chicos íbamos con el colegio a pasar el día (y a tomar mate cocido, por su puesto), por gentileza de los Castelar Blanco, que además vivían frente a la casa de mi abuela Ofelia; Juliana, la hija mayor de los Castelar Blanco, iba a la casa de mi abuela a practicar piano, Nachito, el del medio, jugaría seguramente con migo y mi hermano cuando ibamos de visita a la casa de la abuela Ofelia, y Pope, todavía con chupete, no tenía aun noticias nuestras. Entonces, Ferrán Adriá, Tevón, el Mate Cocido, el colegio, Don Castelar Blanco, mi abuela Ofelia, las lecciones de piano y un poco de ayuda del tiempo nos reunieron en El Gualeyan a varios amigos, casi todos convertidos en abogados (así terminamos siendo colegas con el amigo Nacho), para despedir el año con un Cordero a la Cruz, verduras asadas, ensaladas varias y vino a granel.
"EL GUALEYAN"
NACHO, MARTIN, SANTIAGO EL CORDERO Y AL FONDO EL PERRO CANDOMBE
MARTIN, RESPONSABLE DEL CORDERO Y DE INNUMERABLES ASADOS, TODO UNA AUTORIDAD EN EL TEMA
1 comentario:
La foto desde la ventana es de profesional de la fotografía, más que de la gastronomía.
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